domingo, 26 de junio de 2011

Protagonista

La semana ha tenido una auténtica protagonista. Una canción. Su título: Mi rutina preferida. Ayer llegué a mi record. Creo que la escuché más de diez veces. Me pasa muy a menudo, cuando encuentro algo que me pone los pelos de punta, muy especialmente la primera vez que llega a mi vida.
Supongo que se me pasará pronto. Quizá cuando encuentre otra con las mismas características pero sin que pueda sustituirla, sino que añada o multiplique los efectos producidos en primera instancia. Nunca debe restarle protagonismo a la anterior, porque eso le resta valor y sobre todo condición.
Mientras tanto, la tengo en mi cabeza desde que me levanto hasta que me acuesto. La escucho antes de dormir y ya la tengo en el movil para escucharla mañana camino del inicio de una nueva semana laboral. Espero que al menos esto, sea suficiente para enfrentarme a un nuevo lunes duro.
Hasta que no te pasa una y otra vez, no eres consciente de lo que una sola canción puede provocarte en el alma. Es ahí cuando vuelves a considerarte una persona de lo más afortunada porque sientes hasta límites insospechados lo que en ella se narra, lo que ha querido expresar el autor, y es entonces, cuando identificas tu experiencia con la suya, y así, entráis en comunión forever and never.

domingo, 19 de junio de 2011

Brisa

Necesito brisa. La misma que sosiega el calor aplastante de una tarde de agosto en la orilla del mar. Aquella que notas conforme avanzas hacia las primeras olas que ni siquiera te mojan los tobillos. La que te hace olvidar que hace un momento que estabas sudando y que a duras penas podías respirar.

-Mi post por una hora de brisa marina-.

Despues, prometo ver las cosas con otros ojos, contemplar la vida de diferente manera, con las gafas de la paciencia y la mirada de la esperanza.

-Definitivamente, necesito esa brisa-.

Porque se que me va ayudar a soportar el calor atosigante del mes y pico que me queda hasta que me den vacaciones. Porque se que me va ayudar a escuchar menos a l@s de siempre y más a l@s de nunca. Se que notar la brisa en mi rostro me va a despertar de esta apatía que arrastro desde hace varias semanas. Y lo va a hacer como a mi me gusta, con suavidad, sin apresurarse y lo mejor es que no desaparecerá hasta que no compruebe que he resucitado del todo.

-Brisa, bendita brisa-.

sábado, 11 de junio de 2011

Apatía

Para la RAE la dejadez, la indolencia y la falta de energía es apatía. Puede ser que eso coincida con lo que siento desde hace algunos días. Quizá tiene que ver con la falta de compromiso que respiro a mi alrededor. Dicen que eso es el reflejo ni más ni menos que de la sociedad en que vivimos. Yo creo que precisamente ahora, esto no es así. No se trata de la sociedad sino de mi generación. Sobrepasar los 30 pero no haber llegado a los 40 parece ser una losa demasiado pesada como para apostar por algo. Ni qué decir tiene lo de apostar por alguien... Pero eso es otra historia. Nada parece movernos del cómodo sofá que con tanto sacrificio hemos comprado. La inercia del miedo a decir algo que pueda repercutir en consecuencia negativa, atrapa al treintañero de a pie en su vida de burgués artificial. Querer parecer es lo que se lleva en una generación que soñó que se comía el mundo pero le faltaba suficiente coraje ni tan siquiera para darle un mordisco.
Y ahí estamos, viendo asomados al balcón, pasar el tiempo. Un tiempo que menos mal que otros están aprovechando para cambiar las cosas. Algún día, nadie hablará de nosotros. Bien merecido lo tendremos.

domingo, 5 de junio de 2011

Cisnes

Me pone en alerta la parte de la melodía del Lago de los Cisnes protagonizada por los instrumentos de viento. Me entra impaciencia y deseos de que enseguida aparezcan los violines. El violín me serena, me recuerda que la alerta, es simplemente eso, alerta, y que un violín es suficiente apto para resolverla positivamente.
Nada mejor que Tchaikovsky para culminar una semana intensa y sensible a partes iguales, como las monedas (cara y cruz), como los polos (norte y sur), como los cisnes (blanco y negro)... Ambas partes opuestas pero complementarias, tanto es así, que sin una de las dos, la inexistencia del todo estaría asegurada.
Solo cuando lo asumes y entonces te reconcilias con tu cruz, con tu norte o con tus plumas negras, solo entonces, resurges y te atreves con todo y con todos. Y te planteas saltar hacia adelante, donde ya escuchas los primeros compases de los violines, dejando atrás las notas de viento, aunque olvidarte de la necesidad de estas para que existan aquellos... en... el... lago de los... cisnes...