domingo, 18 de diciembre de 2011

Adrenalina

Si de algo sigo a estas alturas convencida es de lo recomendable que es no tener expectativas. Suele pasar que de repente, todo se transforma y lo no buscado es encontrado y de la mejor manera posible. Y es entonces cuando no me queda más remedio que laurear a lo imprevisible por todo cuanto sostiene de sorpresa y divertimento.
Anoche fue un ejemplo de ello... Lo que en principio se esperaba fue superado por lo que al final tomamos y recibimos.
Tras decidir en el coche hacia donde nos dirigiríamos, la elección no pudo ser más acertada. Aunque sigo pensando que algo tuvo que ver no tener expectativas. Porque las cosas fluyen independientemente de tus planes y proporcionalmente a lo que te conviene, aunque en ocasiones, cueste asimilarlo.
Quizá por eso, por la inyección de adrenalina que supuso la noche de ayer, veo la proximidad de la Navidad de manera diferente, más optimista, menos tediosa, con más ilusión y menos decepción. Pero qué digo... ¿no habíamos quedado en que el mejor camino era el de NO expectar???? Pues eso... a no expectar.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Mercurio

Por lo visto, es culpa de Mercurio. La afluencia de conflictos en esta época del año es culpa de otro planeta. Todavía recuerdo las malas jornadas que pasé el año 2010 por el dichoso Sarturno y ahora resulta que despediremos el 2011 con Mercurio frente a signos como el mio. Los efectos se han dejado notar y mucho durante todo este mes, que apenas comenzamos hace una semana. Conflictos varios y de variados motivos me han tenido y previsiblemente me tendrán, alterada, los próximos días.
Si difícil es encontrarse con el destino cada amanecer, la historia parece complicarse cuando tienes a Mercurio frente a tu signo. Es entonces en el momento que cualquier conflicto puede suceder, de mayor o menor grado, pero conflicto al fin y al cabo.
En esas estábamos esta semana cuando me pregunté que era lo que podía suceder ante tanta discusión a mi alrededor, ante tanta tensión imposible de disimular, ante tanto colapso inmediato e imprevisible. Lejos de la casualidad, los astros siempre tienen la respuesta. Y con su respuesta, llega la calma, al menos, hasta el próximo conflicto.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Desesperanza

Mis amigas están de acuerdo en no poder con la incertidumbre. Para acabar con ella, las he visto hacer multitud de locuras. Sinceramente, creo que hay algo peor: la desesperanza. Creo que el momento en que eres consciente del agotamiento de las esperanzas es peor que el sufrimiento por vivir durante un tiempo en la incertidumbre.
El por qué está claro: tras la desesperanza no hay más. Ese es el final, un final por cierto, desastroso e incluso, en ocasiones, humillante. Tras la incertidumbre, cabe aunque sea, un rayo de esperanza, un 1 % de posibilidades, una pizca de ilusión... La desesperanza es el no con mayúsculas, es el nunca jamás, es el imposible que suceda.
Estoy convencida de que la incertidumbre puede mutar en algo positivo mientras que la desesperanza nunca lo hará. Cuando llega no queda más que dejarse cubrir por ella, entreabrir los ojos para intentar mirar hacia adelante, y acostumbrarse a llevar una piedra más en los bolsillos, pero aún con esas, no queda más remedio que seguir hacia adelante, pese a que a veces, una prefiera quedarse donde está por miedo a que la combinación del peso y el movimiento rompa de una vez por todas los malditos bolsillos.