domingo, 16 de diciembre de 2012

Equilibrio

No hay nada que envidie más que el equilibrio en la vida. El hecho de juzgar lo que vaya pasando de una manera equilibrada es para mi más que un reto. Con objetividad, sin apasionamiento. Como si miraras los hechos desde un cristal transparente, incoloro, insípido, insustancial. Es lo que es y se acepta como es.
Poco a poco y dependiendo de qué parte de mi vida analice, voy haciéndome con este método. Pero no consigo llevarlo a la práctica en todas las parcelas. Es más, justamente me olvido de utilizar esta herramienta cuando se trata de analizar o reflexionar aquello que tiene que ver con el corazón.
Ahí me puede la culpa, las sensaciones pesimistas, la incomprensión e incluso la incoherencia.
Pero nunca el equilibrio. Es por esto que al nuevo año le pido un tinte de equilibrio para toda mi vida, una ausencia de dramatismo, sobre todo en aquello a lo que el corazón se refiera. Equilibrio para asimilar sin dudar lo que vino, lo que está viviendo y sobre todo por lo que vendrá.

sábado, 15 de diciembre de 2012

DíaD

Anoche me dormí pensando en cuáles habían sido los mejores meses de este año. Tengo que reconocer que cada estación me ha hecho un regalo especial y eso es de agradecer. Todas menos el invierno. Quizá porque el frío no se presta a ello. Quizá porque el que será el próximo invierno pueda que sea el que rompa la tradición. Para ese momento, el del inicio de una nueva estación queda una semana... El mismo tiempo que para que según pronósticos ancentrales y tribales sea el fin del mundo, o para que según pronósticos más modernos comience el verdadero cambio de era.
A lo mejor me viene bien cualquiera de las propuestas; a lo peor todo siga igual.
Y es que lo de seguir igual deja de ser una opción. Tiene que haber posibilidad de cambio radical. De regeneración. De cumplimiento de una vez por todas de expectativas. Que dejen de serlo para convertirse en realidades. Esa es mi propuesta para el día D, el día del fin del mundo, del cambio de era, de la despedida del otoño, de la entrada del invierno. DíaD, aquí estoy... esperándote!

domingo, 9 de diciembre de 2012

SinMás

Cuesta a veces demasiado obedecer al destino. Sobre todo cuando lo que quieres que suceda es lo contrario a lo que te ofrece. Entonces viene la frustración y el cansancio, multiplicado por n si se trata de una situación que se repite de manera periódica en tu vida.
Deberían enseñarnos a asumir lo deparado sin más. Algo así como conformarnos con lo que viene. Sin considerarlo. Sin valorarlo. Sin aprobarlo. Sin Más.
La frustración no aparecería y el cansancio dejaría paso a la complacencia. El escenario sería claramente distinto. No habría búsqueda de razones ni cuestionamientos utópicos. Tan solo un sí acepto. Sin Más.
Lo contrario es contraproducente por el daño que provoca y por las energía que desgasta. Sencillo sería asumir sin más para que sin más el destino vuelva a decidir, sin presiones absurdas, sin rebeldías constantes.... Sin Más.

sábado, 8 de diciembre de 2012

NoMás

No. He dicho que no vuelvo a vivir lo mismo. He dicho que no quiero volver a sufrir. No puedo permitirmelo. No Más.
Lo he dicho convencida de lo mucho que perdí cuando acepté sin querer el juego del contigo pero sin ti. Aquella vez me lo jugué todo, a pecho descubierto y las heridas fueron tan profundas que ni lamiéndolas todos los días era capaz de sanarlas.
No. He dicho que no aunque me duela. Aunque me gustaría decir un sí gigante en todos los idiomas. Y aunque sueñe con que esta vez será distinto, no puedo permitirmelo. No Más.
Bien es cierto que la negación ha sido suave, solo porque cuento con un cómplice de lujo: diciembre. Si, diciembre es el mes en que la gente más sale y entra y en una de esas... Creo que podrá sustituirme sin problema. Es el momento adecuado, no hay vínculo suficiente como para echarme de menos. El se va y yo sufro... El eterno bucle... La constante condena... No es un buen día. No es un buen puente. Por favor, NoMás.