sábado, 29 de octubre de 2011
Limpieza
La lluvia de esta semana ha limpiado el ambiente. Fue suficiente por lo abundante. Sucede que, en ocasiones, tiene más sentido lo abundante que el propio hecho en sí. Cuando la ausencia de algo se prolonga en el tiempo, llega la desesperación. Y es entonces cuando estamos en manos del destino. Él es el que decide cuando es el momento más oportuno para limpiar el ambiente. Porque también depende de ello: del instante pertinente. Es decir, que la abundancia de agua será verdaderamente purificadora si viene vinculada con la precisión en la elección del momento. En esta ocasión, a pesar de tener que soportar la espera de todo un verano y de casi un mes de otoño, la coincidencia entre el momento seleccionado y la abundancia hizo que la limpieza fuera efectiva, llegando incluso, a las alcantarillas. Es entonces, cuando podemos hablar de un nuevo resurgir. Tanto es así, que cuando en áquel jueves paró de llover, ya llevábamos horas deseando que el sol volviera a salir. Y vaya si salió. Nada más amanecer un nuevo día.
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