Beck y yo repetimos anoche sin saber muy bien que nos ibamos a encontrar. Las expectativas no eran, sinceramente, optimistas. Pero de nuevo, la noche de ayer me sirvió para darme cuenta lo interesante que resulta dar una segunda oportunidad a aquello que te sugiere desde el primer momento que entras en contacto con ello.
Los momentos divertidos se sucedían sin provocarlo, como si alguien de pronto hubiera cambiado el escenario y nos trasladara tras un abracadabra a un auténtico festival del humor.
Lo mejor es el aderezo de la nocturnidad, que otorga a la diversión momentánea un color cada vez más especial, un color afrutado, dulce y vitamínico.
El lugar al que dimos una segunda oportunidad ... promete. Lo notamos el primer día, aunque no nos encontraramos del todo en nuestro ambiente. Anoche fue algo distinto. Asistimos al examen final. Y aprobó... Con nota!
domingo, 23 de septiembre de 2012
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