Si me hubieran preguntado qué es lo que quería cuando empezó el verano, hubiera respondido de manera muy directa: que acabara.
Lo hubiera dicho porque pensaba que tras esos meses de calor y color, todo volvería a su estado natural y sería la oportunidad perfecta para iniciar nueva etapa.
Sin embargo, yo no contaba con lo que para ello iba a necesitar: un acercamiento, un 'sigo aquí', un 'vamos a ver qué pasa'. Pero no. No habido nada y por eso, tras el calor y el color, nada ha vuelto a su estado natural. Más bien se ha quedado en ese primer término: NADA.
Pese a todo, mejor dicho, pese a NADA, el pensamiento no deja de jugar al tú sí que vales y por eso no permite ni una sola seña por la que se pierda de vista a la a veces, insoportable, dignidad.
Y así, el tiempo va pasando y lo que es peor.... pesando!
sábado, 14 de septiembre de 2013
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