Esta vez el frío ha venido mucho despues de lo que se le esperaba. Debe ser por eso por lo que los cuerpos se resienten y los caracteres se agrían. Lo inesperado siempre causa estupor. Y eso es lo que nos ha causado este horrible frío.
Cualquier hora es mala para decidir enfrentarse a él porque te recibe fresco como si del congelador de tu nevera se tratara. Pero, como en todo, lo peor es doblegarse, rendirse ante él no tiene sentido, sin por lo menos haber luchado.
Por eso ayer tres valientes (Marise, Beck y una servidora) volvimos a las calles nocturnas de este Madrid gélido. Nada mejor para entrar en calor que la carcajada continua provocada por el esto es lo que hay. La risa entre amigas es para mi como el antídoto imprescindible para enfrentarme no solo a este frío invierno sino también a una nueva semana, llena, seguro, de tensos momentos.
Sucede con el salir a dar una vuelta el fin de semana como con los bebés cuyas madres prefieren observarles dormir a despertarles porque les toca comer. Sucede que en estos casos, dicen, el sueño les alimenta más... De mayor, es el salir a dar una vuelta, precisamente, lo que alimenta más, mucho más.
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