Nunca el final de un capítulo de una serie que veo habitualmente había sido tan clarividente: el universo siempre te sitúa donde debes estar. Por mucho que te empeñes, él es el que manda. Si en algún momento está de acuerdo con tus propósitos, te lo hará saber tan inmediatamente como en el momento que contradigas su intención. Entonces, te recoloca y te recomienda que lo aceptes. Porque no hay otra. Porque él es el que manda, claro está que por tu bien.
La explicación quedó completa, volviendo el viernes del trabajo. En el trayecto leí la siguiente frase: ante una muralla, un paso atrás ayuda a encontrar la brecha. Impresionante. El paso atrás como actor principal, revalidado y optimizado. Sí es posible, e incluso es recomendable optar por bajar el escalón que, quién sabe, si precipitadamente, subiste en su día, antes de continuar con los peldaños que quedan hacia la cumbre. Retroceder o bajar, no es de fracasados sino todo lo contrario, es de valientes. No hay prisa por llegar. Lo que te espera, estará allí hasta que tú llegues, por muy tarde que sea. Aguardará porque el universo es consciente de que todavía quedan muchos pasos atrás que dar y muchas brechas que curar.
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