domingo, 13 de febrero de 2011

Páginas

El sábado pasado no me hubiera imaginado que tendría segunda parte tan solo a una semana de distancia. Esta vez, fue testigo Marise. La misma que me animó a saludarle, tras un encontronazo algo nervioso con quien menos te esperas aunque alguna vez hayas imaginado que podría suceder. Y es que, aunque no puedas cambiar la dirección del viento, lo que siempre puedes hacer es ajustar las velas. Y eso tocó anoche. Ajustar velas y de nuevo, pasar página. Porque siempre queda mucho por escribir. Como ya he dicho, tras el encontronazo inesperado en la planta baja, instaladas en el piso superior y animada por Marise, avancé hasta su cubículo y, saludé. Su amabilidad calmó mis ánimos y la confianza en la noche resurgió en apenas unos instantes. Miradas tontas, alguna invitación y una despedida interesante corroboró lo que durante la semana pensé: siempre queda mucho más por escribir. Más palabras, más líneas, más páginas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario