sábado, 26 de noviembre de 2011

Clavos

No he sido nunca de las que se 'agarran a un clavo ardiendo', por mucho que yo misma me lo haya recomendado. No me gusta. Me suele quemar con tan solo mirarlo. Debe ser que por eso esquivo oportunidades, incluso buenas oportunidades... Porque las veo disfrazadas de 'clavos ardiendo' y eso me incomoda tanto que me hace salir corriendo. Y luego reflexiono y me autocastigo por no haberme sugestionado lo suficiente como para profundizar en lo verdadero y olvidarme de mis primeras impresiones.
Sin embargo, a la semana siguiente ni lo recuerdo. Casi, casi que lo contrario: siento alivio. Justamente esta reacción es la que me dice que no me equivoqué al salir corriendo, por muchos kilómetros que lleve ya hechos.
A mi lo que me gustaría es que al conocer a alguien se abriera un abanico de opciones tipo dvd, en la que pudieras dar al pause durante algunos días, esos que necesitas irremediablemente para decidir si vuelves a cliquear al play o al stop. Es una pena que no sea así, sino que cuando comienzas a conocer a alguien solo hay dos opciones posibles: play o stop. Entonces, si das al primero, muchas veces te topas con la duda, mientras que si optas por el segundo te topas con tu conciencia, que no sé si es peor que un clavo ardiendo...

sábado, 19 de noviembre de 2011

Noviembre

Ocurre que este mes siempre me ha traído más disgustos que alegrías. Ocurre que no me gustan los meses que durante el año se me hacen tan largos como este. Y me gustaría que en algún momento esta rutina se rompiera y de pronto noviembre me recordara todo lo contrario.
Hasta que ese momento llegue, no puedo hacer otra cosa que resignarme y contar los días que quedan para terminar los treinta correspondientes al penúltimo mes del año. Concretamente: once. Mañana estaremos en la cuenta atrás.
El mismo día en el que hace dos años unas letras digitales me devolvían a la realidad, a la cruda realidad. La rabia de pasar de nuevo por lo mismo me empujó a escribir cada una de las palabras con las que ponía punto y final a algo difícil de explicar aunque, por desgracia, insuperable de sentir.
A partir de ese momento, la oscuridad más absoluta. Meses después, la resilencia me ayudaría a resucitar y a seguir caminando hacia otros noviembres, iguales en su longitud pero diferentes en su espesor, para ¿bien?.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Tiempo

Conforme pasan los días, se acomodan las ideas, los bloqueos se disipan y las buenas intenciones ganan terreno a los prejuicios. Pero ya es tarde. La reacción a tiempo siempre ha sido uno de mis talones de aquiles. Necesito tiempo para poner en orden las ideas, desbloquear salidas y eliminar prejuicios. A lo mejor es simplemente cuestión de unas horas, como me pasó al despertar el sábado, pero las necesito.
El tiempo, tan necesario en muchas otras ocasiones, en esta se convierte en enemigo, porque para cuando yo estoy lista para seguir hacia adelante, no hay posibilidades de hacerlo, pues me salí del camino sin yo quererlo del todo.
Entonces, vuelvo a estar como antes. Como si no hubiera pasado nada. Como si no hubiera conocido a nadie o nadie me hubiera conocido a mi.
Durante el siguiente día, todavía quedan esperanzas. Pero son simplemente eso, esperanzas, porque conforme pasan los días, vuelve a no pasar nada, la señal más evidente de lo que pudo pasar y no pasó porque yo necesité tiempo.