domingo, 26 de enero de 2014

Vivir

Ayer tocó tarde de teatro. Como si de un espejo se tratase, la obra Confesiones de mujeres de 30 te devuelve las experiencias en las que cualquier mujer soltera más cerca de los 40 que de los 30 se ha visto inmersa en más de una ocasión. Si antes era la fama la que costaba y por lo que había que sudar, hoy en día lo que cuesta sudores y lágrimas es vivir plenamente la soltería. Cuesta porque siempre hay quién reclama explicaciones. A lo que yo siempre digo que quién hace eso es porque su vida no le basta y eso sinceramente si que es triste. Por eso hay quien teniendo una vida aparentemente plena, quiere que le cuentes como va la tuya, porque justamente esa es la que le mola. El ir y venir de gente en tu vida, el tirar hacia adelante con la mejor de tus sonrisas, el tener opciones como el o ella y descartarlas, y un sinfín de aventuras que jamás estarían dispuest@s a vivir y perderse así la normalidad de la gente normal. Pero no se dan cuenta que la normalidad no existe y que solo hay una vida. Si te la pierdes o la intercambias por la normalidad, no ganas, ni siquiera empatas....sino que permaneces en el rincón del esto es lo que hay, en el que la gente normal y reza porque llames a su teléfono y le cuentes tu último fin de semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario