domingo, 26 de enero de 2014

Vivir

Ayer tocó tarde de teatro. Como si de un espejo se tratase, la obra Confesiones de mujeres de 30 te devuelve las experiencias en las que cualquier mujer soltera más cerca de los 40 que de los 30 se ha visto inmersa en más de una ocasión. Si antes era la fama la que costaba y por lo que había que sudar, hoy en día lo que cuesta sudores y lágrimas es vivir plenamente la soltería. Cuesta porque siempre hay quién reclama explicaciones. A lo que yo siempre digo que quién hace eso es porque su vida no le basta y eso sinceramente si que es triste. Por eso hay quien teniendo una vida aparentemente plena, quiere que le cuentes como va la tuya, porque justamente esa es la que le mola. El ir y venir de gente en tu vida, el tirar hacia adelante con la mejor de tus sonrisas, el tener opciones como el o ella y descartarlas, y un sinfín de aventuras que jamás estarían dispuest@s a vivir y perderse así la normalidad de la gente normal. Pero no se dan cuenta que la normalidad no existe y que solo hay una vida. Si te la pierdes o la intercambias por la normalidad, no ganas, ni siquiera empatas....sino que permaneces en el rincón del esto es lo que hay, en el que la gente normal y reza porque llames a su teléfono y le cuentes tu último fin de semana.

sábado, 11 de enero de 2014

2014

No me equivocaba al advertir en la última entrada de 2013 que la próxima vendría con el cambio de año. Hoy llevamos 11 días exactos del año 2014. Diciembre fue a mejor conforme cambiamos de quincena. Mejor no significa perfecto. Era sencillo que fuera mejor porque se partía de un lugar profundo y oscuro. Poco después llegaba la luz, pero no aquella intensa de mediodía, sino la que nace con el amanecer, cuando el día quiere abrirse paso pero la noche se resiste a que lo haga cómodamente.
Y en ese amanecer estamos. En el que aunque en su momento se adivinaba un día estupendo, no acaba de definirse del todo y al final no se sabe si saldrá el sol o por el contrario el cielo volverá a cubrirse de nubes.
A esta indefinición se une el cansancio instalado más en el alma que en el cuerpo por haber soportado más días de nubes que de sol; por lo que el miedo se cuela entre las rendijas de las heridas aún sin cicatrizar. El cóctel acaba siendo cuando menos, difícil de digerir.
Mientras tanto .... 2014 llegó.... veremos si al final podemos decir que ..... venció