domingo, 6 de noviembre de 2011

Tiempo

Conforme pasan los días, se acomodan las ideas, los bloqueos se disipan y las buenas intenciones ganan terreno a los prejuicios. Pero ya es tarde. La reacción a tiempo siempre ha sido uno de mis talones de aquiles. Necesito tiempo para poner en orden las ideas, desbloquear salidas y eliminar prejuicios. A lo mejor es simplemente cuestión de unas horas, como me pasó al despertar el sábado, pero las necesito.
El tiempo, tan necesario en muchas otras ocasiones, en esta se convierte en enemigo, porque para cuando yo estoy lista para seguir hacia adelante, no hay posibilidades de hacerlo, pues me salí del camino sin yo quererlo del todo.
Entonces, vuelvo a estar como antes. Como si no hubiera pasado nada. Como si no hubiera conocido a nadie o nadie me hubiera conocido a mi.
Durante el siguiente día, todavía quedan esperanzas. Pero son simplemente eso, esperanzas, porque conforme pasan los días, vuelve a no pasar nada, la señal más evidente de lo que pudo pasar y no pasó porque yo necesité tiempo.

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