sábado, 7 de enero de 2012

Propósitos

De vuelta. Tras la ausencia navideña. De vuelta. En un nuevo año. De vuelta. Con un propósito en la mente y otro en el corazón. Veremos cual de ellos se cumple primero. Veremos si realmente alguno de ellos se cumple.
Para los felices, la Navidad es lo más. Para mi, la navidad es tal y como la escribo, en minúscula. Me alegra haberla sobrevivido sin otro problema que el de que pasaran los días festivos lo antes posible y que de nuevo la rutina se instalara en las almas inquietas. Como preferir, prefiero el fin de semana sin más. Las grandes cosas de mi vida llegaron en fines de semana simples, casi siempre invernales, en lugares tópicos, sin extridencias, muy poco a poco.
Nunca me pasó nada especial en Nochevieja ni tampoco en Reyes. Sin embargo, los meses sin sal, los que poco dicen al resto del mundo, como febrero o marzo me trajeron presentes inolvidables aunque en breve se convirtieran en pasados desgarradores.
Debe ser que por eso me vengo arriba cuando pasan fiestas como la navidad, así, en minúscula. Debe ser que por eso me hago propósitos, aunque sean difíciles de cumplir, porque no solo dependen de mi, sino de otro y de sus circunstancias.

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