De verdad que anoche no me apetecía salir. Quedamos para comprar el regalo de Marise por la tarde y me convencieron para asistir a la fiesta que daba una cadena de gimnasios en el hotel de colores. Y allí me las encontré. Las hermanas de mi ex me persiguieron hasta que se cercioraron que era yo. Se quedaron con nosotras toda la noche y mentiría si no dijera que me hizo mucha ilusión volver a verlas. Algo desanimadas en cuanto a hombres, las vi igual que siempre, una más dicharachera que la otra, pero las dos reconocieron que me habían echado mucho de menos.
Sin embargo, ahora yo estoy en otra guerra... y esta es de las chungas. Ayer decidí llamarle y reconocer que el miércoles me sobrepasé en las formas. Admitido por parte de ambos, me dijo que no había problema, todo olvidado, entonces?. Pues no. Yo estoy más liada que nunca: su ex, su nuevo amigo que resulta ser el hermano de su ex, su ahora te demuestro lo que vales para mi, ahora paso de ti y ni te llamo... Por momentos, me parece que estoy en el buen camino, por momentos, le cruzaría la cara si lo tuviera delante. Un auténtico lio. Si por lo menos, no hubiera sentimientos de por medio, seguro me atrevería a ponerle las cosas claritas de una vez por todas.
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