domingo, 18 de julio de 2010
Egoísmo
Dos años habían separado una fiesta de otra. El tiempo suficiente como para que las sensaciones en el mismo lugar y con la misma gente cambien para bien. Esta vez, la integración fue total, y no solo me refiero a la social sino también a la de con el alcohol. Me suele suceder en muy pocas ocasiones, pero ayer el exceso de Brugal me llevó a soltar el veneno del que tanto tiempo hacía que no hablaba en este blog. La noche terminó envenenada por el propio egoísmo que tiñe círculos amistosos y que solo vemos cuando nos afecta frontalmente. Y todo porque dejamos que los trapos se ensucien demasiado y claro, luego se deciden lavar en el peor momento, tan peor como una noche en el que el alcohol no ha dejado ni una neurona pacífica en su sitio. Entonces, es el preciso instante en el que el leve roce de una palabra, supone la gota que colma el vaso y que la hace derramar a borbotones. Y mira que hace poco me quedé con la copla de lo necesario que es vaciar el vaso de vez en cuando si no quieres que el contenido se derrame cuando menos te lo esperes. Pues eso, la primera en la frente... Ahora toca poner los trapos limpios a secar al calor de este verano sofocante que por otro lado, nos tiene los cuerpos revueltos y el ánimo enloquecido.
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