domingo, 1 de agosto de 2010

Mismo

Anoche cerramos temporada y decidimos hacerlo en el lugar donde si las paredes hablasen. El final resultó ser un auténtico déjà vu de nada menos que de cinco años atrás. Los mismos con las mismas en el mismo lugar. Solamente faltaba para cerrar el círculo de auténtica ciencia ficción, Anel. Lo mejor fue cuando mi mismo recordaba en mi presencia que habíamos hablado en otra ocasión. Lo confirmé: me encontraba en uno de los mejores déjà vu de mi vida. En vivo y en directo, ambos conectamos y nos trasladamos al mismo momento. Viví el instante con el que seguro comenzaré el corto que algún día dirigiré.
La noche del viernes también fue mencionable. Una noche de reencuentros, de anécdotas del pasado y de planes de futuro. Nada mejor ni más recomendable para comenzar el período vacacional como cenar con antiguas amistades y reconocer que lo bueno existe y por suerte se encuentra muy próximo a uno.

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