domingo, 14 de noviembre de 2010

Risas

Sinceramente me encanta conocer gente nueva. Creo que por eso, aún cerquita de los 35 sigo saliendo los fines de semana como si continuara en los 25. Es como si me hubiera plantado en esa edad forever. Anoche la historia estuvo muy divertida. Visitamos el local en el que trabaja desde hace años una amiga de Yul y aunque ni la zona, ni el ambiente, ni la música era de nuestro estilo, el simple hecho de cambiar de aires, personalmente me sedujo. Me imagino de vez en cuando en el lugar de los hechos y no tengo otra manera de salir de la ensoñación que riéndome. Hace un rato hablaba con Yul sobre la poca importancia que damos a reírnos durante toda una noche. Es común en nosotras frivolizar sobre aquello que noche tras noche no suele sucedernos, sin embargo, muy pocas veces nos detenemos en pensar la energía positiva que recargamos las veces en las que nos juntamos, estemos en un sitio afín o no a nuestros gustos y maneras de ser. Muy habitualmente, el tiempo pasa volando, además ese tiempo, el del reloj deja de importar hasta el día siguiente, en el que levantarse con una sonrisa no deja de ser un hecho de lo más gratificante, aunque no solamos apreciarlo. Vaya por delante este post como homenaje a cada una de esas noches en las que sin pasar nada no dejamos ni un momento que la risa deje de ser el hilo conductor y conector de nuestros encuentros.

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