domingo, 7 de noviembre de 2010

Pereza

Hoy estoy perezosa. Creo que fue por la noche de ayer. Es por esto, por lo que hace mucho que decidí salir un único día del fin de semana. El cansancio tras una noche de viernes pletórica dio lugar a lo de siempre: un sábado resacoso y perezoso. Con sueño pero con el ánimo en primera fila, Yul, Beck y yo nos dejamos llevar al lugar en el que solemos pasar la Nochevieja. Allí, siempre me ocurre lo mismo, no me mimetizo en absoluto con el entorno. Fue, en comparación con el viernes, el día y la noche (o viceversa, en este caso). Sucede allí, que todo es perfecto, menos la fusión de nosotras con el entorno. Y es que, casi siempre no pasa nada. Las noches allí se convierten en anodinas. Y por momentos, contradictorias: en edad, sensaciones y culturas. Un mundo global, casi al mismo nivel que la ONU, como dice Yul, pero diferente a nuestros gustos. Por eso me va bien ir cuando estoy perezosa, porque no me cuesta volver pronto a casa, con el ánimo al mismo nivel que cuando salí de ella. Me alegro que Madrid tenga sitios de noche en los que se pueda cometer los siete pecados capitales, también el de la pereza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario