sábado, 24 de septiembre de 2011

Archivo

Todo lo conseguido durante las dos últimas semanas en lo referente a mi actitud zen ante la vida, estallaba de un plumazo conforme pasaban los días de esta agobiante semana. Hoy, por ser sábado, no estoy mejor. Cuando un adjetivo como 'agobiante' se prolonga durante tus cinco días laborales, el fin de semana, te toca pasar la resaca. Y en esas estamos. Aunque sea sábado, pareciera que la intensidad de las jornadas previas, se hubiera cebado con mi cuerpo y este a estas alturas de la película, es como si no supiese responder a tal estímulo, como si la memoria sensorial se hubiese fragmentado. Un técnico informático, por favor! Un técnico que sepa algo más que reinstalar el sistema. Porque además quiero aprovechar para comentarle lo que un día sucedió con el archivo principal, aquel archivo que un día quiso estar en una carpeta diferente, pero que nunca nadie se dignó a trasladarlo. Y ahí sigue, en la carpeta equivocada, porque quien primero le introdujo en dicha carpeta solo se fijó en su perfil, y no en lo verdaderamente importante: su extensión... sí, aquello que va detrás de . (.doc, .exe, .pdf....), lo que le define. Urge cambiar ese archivo cuanto antes a la carpeta en la que siempre soñó estar y nunca consiguió estarlo. Urge, porque mañana, estoy segura, será demasiado tarde.

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