domingo, 23 de octubre de 2011

Bienvenido

Bienvenido, Juan, a este siglo XXI. A este mundo globalizado. A este país desordenado. A esta ciudad contaminada. A este entorno ansioso por conocerte.
A partir de ahora, tu tarea será crecer. Lo demás vendrá solo. Tu sonrisa permitirá dormir tranquilos a tus papis y con tu llanto dispararás las alarmas. Entretanto la vida te irá ayudando, con sus rosas y sus espinas, para que nunca olvides que no hay nada demasiado bueno ni tampoco todo lo contrario.
Te enseñarán a enfrentarte a obstáculos, aprenderás que la felicidad se consigue solo a través de la felicidad de los demás. Y que la tristeza y el miedo solo son tropiezos a los que podrás doblegar con actitud positiva. La una y el otro forman parte de la misma moneda en la que hay cabida para la superación.
En los primeros años apenas tendrás la visita de la soledad. Una compañera muy oportuna que suele aparecer cuando se la necesita para continuar creciendo. Incómoda por su extraña presencia pero necesaria para madurar prudentemente.
Pero para entonces, queda mucho... muchos días plenos de felicidad. Porque para eso estás aquí, para esto te encargaron: para ser feliz.

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