domingo, 31 de octubre de 2010

Oportunidades

Muchas veces tengo la impresión de que mi vida va mucho más lenta que la del resto. Lo positivo es que también muchas veces en tan lentos procesos, se dan diversas oportunidades para verme con la misma gente que a primera vista me dan buen pálpito. Sucedió al inicio de la noche en uno de los descubrimientos de este verano, al que por su decoración, Yul bautizó como piscinero. Y volvió a suceder en el sitio donde si las paredes hablasen. Muy lentamente, a veces, demasiado, llega una nueva oportunidad y los buenos pálpitos se confirman como buenos rollos. Pero una vez situados en este estadio, cuando más ganas tienes de que se conviertan en algo más, ocurre lo contrario, sobreviene el stop. Todo se detiene, durante una, dos e incluso tres semanas. Y vuelta a empezar. Porque claro, en tres semanas, a todos nos han pasado cosas diferentes, y aunque el poso del buen rollo queda patente, debes volver a exprimirlo. Lo que supone una tarea a realizar que ya no es cosa de uno sino de dos. Y cuando la tarea es cosa de dos... la cosa se complica: 'saludo yo?'; 'espero que salude él?'; 'me habrá visto?'; 'querrá volverme a saludar?'; etc. Todo esto, mientras que en tu cabeza no deja de representarse de manera insistente la última conversación que mantuvistéis. Mientras, afuera de tí y el buen rollo, la vida continúa...

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