domingo, 10 de julio de 2011

Recreo

Anoche volvimos a entrar en un sitio que no pisábamos desde hace dos años. Además, casi casi justos. El lugar donde conocí a aquel zurdo, con el que coincidí semanas después en Cádiz. Cuando atravesé la puerta del garito, los recuerdos se agolpaban. Habían pasado dos años y parecía como si de un chas! estuviera en el pasado de nuevo. Me gustó el viaje. Resultó cuanto menos divertido. No estaba quien tras dos meses de encuentros esporádicos desaparecía de mi vida para hacer hueco al de siempre. Sinceramente, ni siquiera me planteé que pudiera estar en el mismo lugar y casi casi el mismo día. Fue camino de casa cuando entre pensamiento y pensamiento me vino a la cabeza aquel lolito del tres al cuarto.
La afluencia de estos tipos en este garito no ha dejado de ser habitual y si no que se lo pregunten a mis amigas... Apuestos, divertidos, felices, sin mochilas, pero... jóvenes, demasiado jóvenes.
Anoche yo me desmarqué, preferí esta vez, como dice Yul, no cuidar el recreo. El resultado no estuvo mal: una conversación agradable con un tipo interesante aunque algo insistente. Ya se sabe, nada hay perfecto. Y si lo hay, prefiero no saberlo jamás.

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