domingo, 21 de junio de 2009

Víbora

Ayer volvimos a repetir la zona de Huertas. Yul se reincorporó tras estar ausente durante casi un mes. Había que celebrar su vuelta a las noches temáticas. Esta vez fue de lo más divertido, incluso llegué a protagonizar uno de los episodios más vergonzosos de mi trayectoria nocturna. Tras pedirnos la primera copa, fuimos a parar al lado de la niña del exorcista disfrazada de una rubia muy legal. Indignada por lo que creía haber escuchado, me escupió toda una lista de improperios que merecía según ella por criticar su escote. Junto con Marise, le aclaré como pude, que así como había criticado su melena oxigenada y su manera de bailar, en ningún momento había tomado conciencia de su escote, quizá porque era lo que menos merecía la atención del personal. No demasiado convencida, admitió que podía haber sido un malentendido. Lástima que algunas gasten tantísimo tiempo en clonarse a modo de Reese Witherspoon, para acabar soltando veneno por cada poro de su piel.
Me volví a encontrar a la víbora en el baño, donde su enemiga pasó a ser la chica que la impidió colarse. A punto de volver a mostrar espuma por la boca, la niña del exorcista prefirió, en esta ocasión tragarsela, pues se acababa de percatar de que había una espectadora conocida suya entre el público. Su cara volvió a su ser e hipócritamente la pidió perdón. No sabe la chica desconocida de la que le había librado mi presencia.

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