Ayer salí a buscar algo que colocado en mi casa me contagiara de ese espíritu navideño que en la tele no dejan de informar que ya se encuentra instalado en todo el mundo occidental. Después de recorrer algunas tiendas y después de mirar y toquetear todo tipo de adornos, me surgió la idea de comprar algo que a la vez de recordarme que muy a mi pesar es Navidad, tuviera vida propia, aunque para ello dependiera en algo de mis cuidados. Bingo! Compré una euphorbia, esto es, la flor típica de la Navidad... La florista me comentó lo delicada que resulta para que sobreviva en el interior: no soporta una temperatura más allá de los 22 grados, necesita recibir luz natural aunque, en su justa medida; en cuanto al riego, dos veces por semana, pero eso sí, desde la raíz. Casi nada. A pesar de todo, me decidí. Qué mejor momento para compartir con una de las plantas más sensibles de la jardinería al uso, esta etapa de supervivencia.
Desde ayer, de vez en cuando la observo durante unos minutos, sonrío y la replico: PO-DE-MOS!
martes, 8 de diciembre de 2009
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