domingo, 28 de marzo de 2010

Contracorriente

Llevo toda la tarde con la canción de El Canto del loco, A contracorriente, en mi cabeza. Y me acabo de dar cuenta que como siempre digo, nada es por casualidad. Ha sido una semana difícil, otra más. Y el fin de semana, esta vez, no ha sido remedio para olvidar. Quizá porque no debía hacerlo. Quizá porque sin saber el por qué me encuentro en esta situación, llevo algunos días sintiéndome a contracorriente de mi entorno. En el momento justo en el que brota la primavera y por ende, el más apropiado para que la sangre se altere, el corazón se abra y el alma se descongele, yo me siento a contracorriente. Es como si me sintiera de lo más cómoda en esta situación anodina, sin que ni por un instante prefiriera que entrara el calor suficiente para que, de una vez por todas, derritiera y quebrara las mil y una protecciones que antaño decidí colocar en un lugar prácticamente acorazado hoy por hoy. ¿Y cómo lo explico? ¿Y cómo puedo hacerlo comprensible? ¿Con mi personalidad? ¿Con semejante bagaje? -No sé por qué lo hice, pero lo hice, dejé sonar el teléfono, aunque anteriormente lo había llamado yo.

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