Por fin me tengo portátil nuevo. Se acabó tener que acordarme de encencerlo media hora antes de poder utilizarlo... La verdad, es que me está encantando teclearlo. No he parado de hacerlo durante toda la tarde. Es lo que pasa cuando algo nuevo cae en mis manos. Me recorre una ilusión por el cuerpo como si volviese a ser niña y no puedo dejar de palparlo.
Pero... en días se me pasa... Solo he de esperar unos días, acostumbrarme a su presencia, relativizar sus ventajas, comenzar a darme cuenta de sus inconvenientes para inmediatamente después traicionarlo - o traicionarme- pues siempre hay algo que vuelve a volverme loca y que acabo de ver en cualquier escaparate, camino del trabajo.
Estoy a punto de trasladar esta situación tan poco leal al ámbito de las relaciones personales y me da miedo pensar que eso también me esté pasando últimamente y por eso no me atreva a conocer más allá a nadie del sexo opuesto. Miedo a acostumbrarme a su presencia, a relativizar sus ventajas, a comenzar a darme cuenta de sus inconvenientes, para inmediatamente después... abandonar el intento, porque es como si lo nuevo al cabo de unos días en mi cabeza se desinflase.
sábado, 10 de abril de 2010
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