domingo, 12 de septiembre de 2010

Vinitos

Anoche, entre vinitos y muy buena compañía, tuve la oportunidad de escuchar mi historia con el popero desde hace cuatro años. Una se siente diferente, sobre todo porque no la estas contando tú. Los papeles se intercambian: te conviertes en simple oyente de tu propia historia. La ves desde fuera, y lo que es mejor, observas las caras de los que como tú, escuchan. Recibes miradas, miradas de incomprensión. Y después, recibes las sentencias. Todas en contra. Ninguna a favor. Entonces, una vuelve a comprender que tiene que cambiar de actitud, empezando por cambiar de estrategia, por si fuera necesaria aplicarla.
Por lo demás, me concedieron el beneplácito de acudir a uno de mis lugares favoritos, en Gran Vía. Y esta vez hasta que cerraron. Y... no miré el móvil más que lo imprescindible. Ojalá me comporte igual durante la semana que viene.

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